Intoxicación aguda: cuando aparecen síntomas clínicos tras una
exposición reciente a una dosis potencialmente tóxica de una sustancia química.
PREGUNTAS A REALIZAR EN
LA ANAMNESIS DEL INTOXICADO O FAMILIA
• Nombre del tóxico
• Cantidad aproximada a la que se expuso
• Vía de exposición
• Tiempo transcurrido desde la exposición
• Síntomas presentes antes de acudir al hospital
• Presencia de vómitos, que puede indicar la eliminación
de una parte del tóxico
o nos hará valorar el riesgo de broncoaspiración.
• Toma habitual de alguna medicación por parte del
paciente y existencia de
alguna enfermedad.
• Existencia de otras personas (familiares, amigos, etc)
con el mismo cuadro.
•
Existencia de cartas de suicidio
Algunos
médicos señalan que es necesario sospechar una intoxicación
o establecer un diagnóstico diferencial con ésta cuando no haya otra
causa que
justifique el cuadro, en las siguientes circunstancias: a) enfermos
psiquiátricos con
síntomas no relacionados con su enfermedad, b) pacientes con
traumatismos con
mala evolución sin otra causa que lo justifique, c) comas de etiología
no esclarecida
en personas con edades comprendidas entre los 15 y los 45 años, d)
arritmias graves
en jóvenes o niños sin enfermedades previas, e) acidosis metabólica de
etiología
desconocida, f) niños con síntomas poco habituales en la infancia o
inesperados de
presentación
súbita.
MANIFESTACIONES
RESPIRATORIAS
1 Broncoespasmo.
2 Cianosis. Puede deberse a múltiples causas; la cianosis de tipo central aparece
en
todas las situaciones de hipoventilación o pero también
puede haber una cianosis
no hipoxemica (sin hipoventilación) en los pacientes con
metahemoglobinemia.
3 Edema agudo de pulmón no cardiogénico. Puede ocurrir en diversas
intoxicaciones,
en ocasiones por mecanismos no suficientemente aclarados.
Entre otros, pueden
inducirlo: gases irritantes, salicilatos, opiáceos e
insecticidas organofosforados.
4 Hiperventilación. Típicamente se ve en la intoxicación por salicilatos. Aunque
también se puede observar con estimulantes del SNC,
cianuro, CO, intoxicaciones
que generan acidosis metabólica o ser simplemente un
manifestación de ansiedad.
5 Hipoventilación. La hipoventilación es frecuente en las intoxicaciones graves.
Existen al menos dos mecanismos de aparición de dicha
insuficiencia
respiratoria. Algunos fármacos producen parálisis de la
musculatura respiratoria
(organofosforados y carbamatos, estricnina, bloqueantes
neuromusculares, etc.)
mientras que otros inducen depresión respiratoria a nivel
del SNC (barbitúricos,
antidepresivos tricíclicos, opiáceos, etanol y otros
alcoholes, benzodiazepinas a
grandes dosis, etc). La hipoventilación de hecho es la
causa más frecuente de
muerte en las intoxicaciones agudas.
6 Hipoxia. La hipoxia en el curso de una intoxicación puede ocurrir por
varios
mecanismos:
a) Respirar un aire pobre en oxígeno. Dicho fenómeno ocurre cuando en
un
espacio cerrado hay gases inertes que desplazan O2 (CO2,
butano, propano,
metano, gas natural, nitrógeno, etc.).
b) Dificultad para la absorción pulmonar del O2. Ello puede ocurrir
consecuencia
de neumonía por aspiración gástrica, neumonía lipoidea
(aspiración derivados
petróleo), edema agudo de pulmón no cardiogénico
(opiáceos, gases irritantes,
etc) o cardiogénico (medicación cardiovascular).
C) Hipoxia celular. Dicha forma de hipoxia puede aparecer bien por
dificultad
en el transporte de O2 por la Hb (aparición de
carboxihemoglobina o
metahemoglobina). En esta forma de hipoxia la pO2 medida
mediante
gasometría es normal, pues esta exploración no mide la
cantidad real de O2,
sino únicamente la disuelta en el plasma. Así mismo hemos
de señalar que
en los enfermos con intoxicaciones que producen
carboxihemoglobina (CO)
o metahemoglobina el pulsioxímetro tampoco es útil para
valorar la gravedad
del paciente, pues confunde la longitud de onda de la Hb
patológica (COHb
y MetHb) con la OHb. Por tanto en estos casos el único
sistema de estimar
la gravedad de la intoxicación y de la hipoxia celular es
medir directamente
la COHb, MetHb y la OHb con un cooxímetro. Un segundo
mecanismo de
aparición de hipoxia celular es un déficit de utilización
celular del oxígeno;
este sería el mecanismo mediante el cual generarían graves
efectos tóxicos el
cianuro y el ácido sulfhídrico.
MANIFESTACIONES DIGESTIVAS
1 Aliento oloroso.
2 Dolor y ulceración de la cavidad bucal. 9
3 Hematemesis.
4 Ictericia.
5 Íleo o hipoperistaltismo intestinal.
6 Náuseas y vómitos.
7 Sequedad de boca. Ocurre con cualquier compuesto que tenga actividad
anticolinérgica (antidepresivos tricíclicos, fenotiacinas,
etc.) o con los
antihistamínicos.
8 Sialorrea. La hipersalivación puede ocurrir en intoxicados por
organofosforados,
carbamatos, setas con efecto colinérgico, cáusticos,
clometiazol, fenciclidina, etc.
MANIFESTACIONES
NEUROLÓGICAS Y PSIQUIÁTRICAS
1 Acúfenos. Son típicos de la intoxicación salicílica
2 Agitación, delirio o psicosis. La aparición de estas manifestaciones
clínicas es
posible tras la intoxicación por: sustancias
anticolinérgicos, antihistamínicos,
sustancias tipo anfetamínico, cocaína, LSD, setas
alucinógenas, glucocorticoides,
fenciclidina, abstinencia al alcohol u otras drogas, etc.
3 Convulsiones.
4 Estupor y/o coma. Es uno de los síntomas más comunes en intoxicaciones por
benzodiazepinas, fenotiacinas, hipoglucemiantes, opiáceos,
antihistamínicos,
etanol y otros alcoholes, antidepresivos
tricíclicos,antiepilépticos, CO, barbitúricos,
disolventes, cianuro, ácido sulfhídrico,
metahemoglobinizantes, litio, etc.
5 Inestabilidad y mareo.
6 Reacciones distónicas. Este tipo de reacciones extrapiramidales pueden aparecer
a dosis terapéuticas o a dosis tóxicas de distintos
neurolépticos o antieméticos.
MANIFESTACIONES
OCULARES
1 Midriasis. Siempre que haya hipoxia o hipotermia habrá dilatación pupilar.
Ocurre también en la intoxicación por antidepresivos
tricíclicos e inhibidores de
la recaptación de serotonina, IMAO, fenotiacinas,
anticolinérgicos, anfetamina,
cocaína y simpaticomiméticos, LSD, carbamazepina, ácido
valproico entre otros,
por lo que es un signo inespecífico.
2 Miosis. La miosis es habitual y típica en la intoxicación por opiáceos,
insecticidas
organofosforados, carbamatos, clonidina y mianserina. En
la intoxicación
barbitúrica, la pupila puede estar dilatada o haber
miosis.
3 Nistagmus.
4 Papiledema. Se puede observar papiledema consecuencia de edema cerebral
secundario a hipoxia. También es posible verlo en algunas
intoxicaciones por CO
y más frecuentemente por metanol.
5 Visión borrosa o pérdida de visión.
MANIFESTACIONES CARDIOVASCULARES
1 Arritmias ventriculares. Dentro de este grupo de arritmia, se pueden producir
fibrilaciones o taquicardias ventriculares en sobredosis
graves de anfetaminas
y derivados, solventes, cocaína, antidepresivos
tricíclicos, digoxina, flúor,
fenotiacinas y teofilina. Además de dichas formas de
arritmias ventriculares,
también se han descrito prolongaciones del QT o torsades
de pointes inducidas
por amiodarona, arsénico, cloroquina, flúor,
organofosforados o tioridazina entre
otros.
2 Bradicardia y bloqueo AV. Puede ser producidos calcio antagonistas, tónicos
cardíacos, betabloqueantes e inhibidores de la
colinesterasa (organofosforados,
carbamatos, etc.), quinidina, antiarrítmicos tipo Ia y Ic,
antidepresivos tricíclicos,
etc.
3 Hipertensión. Drogas de abuso del tipo de cocaína, anfetamina y fenciclidina
son causas habituales de hipertensión. Los IMAO,
simpaticomiméticos y
anticolinérgicos inducen un efecto similar.
4 Hipotensión. La mayoría de los depresores del SNC aunque también los
antidepresivos tricíclicos, fenotiazinas, hierro,
teofilina originan hipotensión con
taquicardia. También es posible objetivar hipotensiones
con bradicardia en la
ingesta en sobredosis de betabloqueantes y calcio
antagonistas.
5 Prolongación del QRS. Típicamente se pueden observar QRS mayores de
0.12 seg. en la intoxicación por antidepresivos
triciclicos y propanolol. También
es posible su aparición en algunas intoxicaciones por
antihistaminicos H1 o
fenotiazinas (tioridazina, etc).
6 Taquicardia. Medicamentos con efecto anticolinérgicos (tricíclicos,
fenotiazinas,
antihistaminicos), salicilatos, simpaticomiméticos,
cocaína, teofilina, anfetamina y
derivados, cianuro, CO, metahemoglobinizantes, , etc.
MANIFESTACIONES
CUTÁNEAS Y CAMBIOS EN LA TEMPERATURA
1 Hipertermia. Puede tener varios orígenes: bien sean fármacos que inducen un
aumento de la actividad muscular (IMAO o
simpaticomiméticos), bien porque
desacoplen la fosforilización oxidativa (salicilatos), o
por su efecto anticolinérgico
(atropina, antidepresivos tricíclicos, antihistamínicos,
etc.).
2 Hipotermia. Temperaturas corporales de menos de 35 °C aparecen con los
depresores del SNC y su intensidad es mayor a medida que
se profundiza el
coma; es un signo de mal pronóstico.
3 Piel seca y caliente. Sustancias con acción anticolinérgica y
antihistamínicos.
4 Sudoración intensa. Salicilatos, IMAO, insecticidas organofosforados,
nicotina,
etc.
MANIFESTACIONES
MUSCULARES
1 Fasciculaciones. Son típicas de los inhibidores de la colinesterasa.
2 Mioclonías. Se han descrito tras la exposición a plomo, bismuto y bromuro de
metilo entre otros.
3 Rabdomiolisis. Puede ser producida por comas prolongados en superficies duras,
convulsiones, rigidez, hiperactividad muscular,
hipertermia o efecto tóxico
directo (CO, amatoxina, colchicina, etc.).
APARATO URINARIO
1 Insuficiencia renal. La insuficiencia renal es una complicación posible en
algunas
intoxicaciones agudas consecuencia de efecto nefrotóxico
directo (analgésicos,
setas Cortinarius, metales pesados, etc), rabdomiólisis,
hemolisis, critales de
oxalato cálcico (etilenglicol) o shock.
2 Poliuria. Está descrita en la intoxicación por carbonato de litio.
3 Retención urinaria. Se puede producir por cualquier sustancia con acción
anticolinérgica (antidepresivos tricíclicos, otros
antidepresivos, antihistamínicos,
etc).
APARATO ENDOCRINO Y
MEDIO INTERNO
1 Hiperglucemia. En general las hiperglucemias consecuencia de intoxicaciones
agudas son moderadas y transitorias. Se pueden producir
por agonistas beta-2,
corticoides, glucagón, teofilina y tiazidas entre otros.
2 Hipoglucemia. Se ha descrito en la intoxicaciones por etanol, hipoglucemiantes
orales, insulina, propanolol y salicilatos entre otros.
3 Hipernatremia. Se ha descrito por sobredosis de laxantes, litio o por tóxicos
que
producen gastroenteritis entre otras posibles causas.
4 Hiponatremia. Se puede producir por tóxicos que inducen síndrome de secreción
inadecuada de ADH (amitriptilina, clorpropamida,
fenotiazinas, etc.).
5 Hiperpotasemia. Se produce en la intoxicación por flúor, digoxina,
alfaadrenérgicos,
IECA, beta-bloqueantes, litio, potasio, etc.
6 Hipopotasemia. Se puede producir en la intoxicación por teofilina, cafeina,
betaadrenérgicos,
bario y diuréticos.
La mayoría de las manifestaciones clínicas aparecen dentro
de las 3 horas posteriores
a la
ingestión o exposición
Tóxico y Tiempo máximo
de aparición de los primeros síntomas
Amanita phalloides 12 horas
Etilenglicol 6 horas
Metanol 48 horas
Paracetamol 36-48 horas
Salicilatos (ácido acetilsalicílico, etc.) 12 horas
IMAO 12 horas
Paraquat 24 horas
Ricino (Ricinus communis) 4 días
Talio 4 días
Tiroxina 1 semana
Hierro Muy variable
Antidepresivos
tricíclicos Muy variable
EXPLORACIÓN FÍSICA DEL
PACIENTE INTOXICADO
• Observación general del paciente, poniendo especial
atención en el nivel de conciencia,
las pupilas, el temblor o las convulsiones.
• Exploración de la piel, observando la coloración,
presencia de signos de venopunción,
ampollas cutáneas, quemaduras o sudor.
• Auscultación pulmonar, para conocer el patrón
respiratorio o la presencia de material
aspirado.
• Auscultación cardíaca, en la que se observe la
presencia y/o el grado de arritmias,
bradicardia o taquicardia.
• Palpación y auscultación abdominal: presencia de
dolor, disminución del peristaltismo.
•
Exploración neurológica.
EXPLORACIONES
COMPLEMENTARIAS EN EL INTOXICADO
• Hemograma
• Bioquímica: electrolitos, creatinina, glucosa, CPK
• Gasometría arterial o venosa
• Electrocardiograma
• Radiografía de tórax
•
Tóxicos en sangre u orina
TRATAMIENTO GENERAL DE
INTOXICACIONES
La duración de la reanimación cardiopulmonar en las intoxicaciones
por beta-bloqueantes , antidepresivos tricíclicos, dextropropoxifeno y
antiarrítmicos
debe ser muy superior a la habitual, ya que se han descrito
supervivencias tras 2 h
de masaje
cardíaco y ventilación.
Incremento de la
eliminación del tóxico
Tiene como objetivo forzar la extracción del tóxico; ésta
se realiza mediante la
depuración renal (diuresis forzada) o extrarrenal
(hemodiálisis, hemoperfusión,
plasmaféresis y exanguinotransfusión). Son en general
técnicas agresivas, no
carentes
de peligros y con indicaciones muy concretas.
No son
aplicables a las intoxicaciones de gran importancia epidemiológica, como
las debidas a benzodiazepinas, antidepresivos tricíclicos o
paracetamol. En España
se ha abusado, injustificadamente, de lo que algunos creían que era
una «diuresis
forzada» y que consistía en perfundir a todos los pacientes con
intoxicaciones
«un suero con furosemida»; esta costumbre se ha mantenido de
generación en
generación de
médicos, a pesar de su absoluta ineficacia para eliminar los tóxicos
La emesis forzada es una técnica que por consenso ha dejado de
aplicarse en el
intoxicado agudo.
Lavado gástrico:
Se considera que es útil en la 1ª-2ª hora después de la intoxicación,
superado
ese periodo no
debe recurrirse a él.
Los factores que hay que considerar antes del lavado
gástrico son:
1 Tipo de tóxico y/o cantidad. Si es una sustancia poco tóxica y/o la cantidad fue
escasa, no debe realizarse el lavado gástrico (nunca se
efectuará un lavado
gástrico sin una buena razón). Cuando el tóxico sea una
sustancia cáustica o un
derivado del petróleo tampoco se podrá realizar el lavado
(riesgo de perforación
y neumonía lipídica en cada caso, aunque existen
excepciones a dicha regla). Si
el fármaco ingerido tiene actividad anticolinérgica,
retrasa el vaciado gástrico o
los preparados son de acción retardada o con cubierta
entérica, se puede llevar
a cabo el lavado 2 h después del accidente tóxico.
2 Nivel de conciencia. Si el paciente está inconsciente y se coloca un tubo
endotraqueal con balón, se podrá realizar el lavado.
Cuando un paciente esté
inconsciente y no se beba colocar un tubo endotraqueal, lo
más aconsejable es
no hacerlo. En pacientes con convulsiones el lavado no
suele ser recomendable,
ya que durante la introducción de la sonda, aquéllas
pueden incrementarse; en
caso de necesidad, el lavado se realizará con suma
precaución, premedicando al
paciente con diazepam.
3 Tiempo transcurrido desde la ingestión. Habitualmente el lavado se
considera útil
en las 1-2 h posteriores a la ingestión. Sin embargo, con
ciertos fármacos o ante
algunas formulaciones galénicas, se puede hacer
transcurridas más de 2 h (hasta
6-12
h).
Carbon
activado:
Esta técnica es útil si se administra dentro de las primeras 1-2 h
después de la intoxicación.
Las indicaciones de la dosis única de carbón activado abarcan
prácticamente
todos los tóxicos. Las únicas excepciones son los alcoholes (etanol,
metanol o
etilenglicol), cianuro, metales (hierro, litio o plomo), potasio,
ácido bórico, pesticidas
(malatión, DDT, N-etilcarbamato), derivados del petróleo, ácidos y
álcalis, ya
que en éstos no
disminuye la absorción.
Depuración renal:
diuresis forzada
Se trata de un procedimiento que precisa experiencia y que
está contraindicado en el
shock, en pacientes ancianos y en la insuficiencia renal o
cardíaca. Sólo es aplicable
en intoxicaciones por medicamentos que se eliminen de
forma inalterada por la
orina y que estén parcialmente ionizados en solución, es
decir, que se comporten
como ácidos o bases débiles. Por lo tanto, la
alcalinización de la orina aumentará
la
eliminación de ácidos débiles y su acidificación lo hará con las bases.
Es importante tener una vía central que permita medir la presión
venosa
central y
monitorizar la diuresis y el pH urinario cada hora.
La diuresis alcalina forzada se considera indicada en la intoxicación
aguda
por fenobarbital y barbital (100 mg/l), por salicilatos (500-750 mg/l)
y el herbicida
2,4 D (ácido
2,4-diclorofenoxiacético).
Continuar según el tipo
de tóxico:
Diuresis forzada
alcalina:
al restablecer la volemia, sustituir el suero salino por
500 ml de bicarbonato 1/6 M. Continuar con esta pauta
cada 4 h:
−− 500 ml de bicarbonato 1/6
M.
−− 500 ml de glucosado al 5%
+ 10 mEq de CIK.
−− 500 ml de salino al 0,9% +
10 mEq de CIK.
−− 500 ml de manitol al 10% + 10 mEq de CIK.
Depuracion extrarrenal:
Hemoperfusión. Esta técnica consiste en pasar la sangre
del paciente a través
de filtros que contienen sustancias adsorbentes, tales como el carbón
activado,
resinas aniónicas y amberlita. Es eficaz para eliminar cualquier
barbitúrico
(incluyendo los de acción corta y media), glutetimida, metacualona,
salicilatos,
etclorvinol, meprobamato, derivados del tricloroetanol, teofilina y
disopiramida.
Su uso se reserva
para intoxicaciones muy graves.
La furosemida y un suero no logran acelerar la excreción de los
medicamentos o
el alcohol y pueden llegar a provocar pérdidas hidroelectrolíticas en
un paciente
que puede estar
ya deshidratado.
Es un error, en general, poner bicarbonato sódico en el agua del
lavado gástrico
(salvo en la intoxicación por hierro), ya que podría incrementar la
absorción de
determinados
tóxicos como los salicilatos.
Es un error practicar un lavado gástrico a un adulto con una
intoxicación etílica
aguda, ya que el etanol se absorbe rápidamente (en menos de media
hora) y es
muy probable que el paciente haya estado bebiendo durante muchas
horas. En
el caso de los niños, sí es correcto porque suelen haber padecido
accidentes por
los que son conducidos con rapidez al hospital.
PSICOFARMACOS
BZD
Tratamiento:
Lavado gástrico y carbón activado (dosis única) si el
nivel de conciencia del paciente lo permite.
Antídoto: flumazenilo i.v si GCS< 12 (0,25 mg i.v,
repetible hasta máximo de 3 mg). En recurrencia de somnolencia perfusión de
0,2-0,5 mg/hora en 6-8 horas.
No administrar si presento convulsiones, es epiléptico o
ha tomado a la vez ADT.
Medidas
de soporte y sintomáticas
La dosis inicial recomendada es de 0,25 mg por vía intravenosa; de no
recuperarse, cada 60 seg. se puede administrar una nueva dosis de 0,25 mg hasta
un máximo de 3 mg. En caso de recurrencia de la somnolencia o para prevenir
ésta, puede ser útil la perfusión de 0,2-0,5 mg/hora en 6-8 horas. Las
reacciones adversas que pueden aparecer con su empleo son náuseas y/o vómitos,
ansiedad, palpitaciones, mareo brusco, miedo, eritema facial, inducción de
convulsiones en pacientes que han ingerido en sobredosis antidepresivos
tricíclicos o cocaína, aparición de convulsiones y agitación o abstinencia en
pacientes epilépticos tratados
crónicamente con benzodiacepinas.
BARBITURICOS:
Tratamiento:
Medidas generales de soporte (intubación si precisa) y
terapéutica sintomática
(corrección hipotermia, etc.) son la base del
tratamiento
Vaciado gástrico y administración de carbón activado
dosis única y valorar
repetidas
Diuresis forzada alcalina si niveles plasmáticos de
fenobarbital superior a 75
mg/L
Valorar hemodiálisis si fenobarbital con niveles
plasmáticos superiores a 100
mg/L
El tiopental podría ser depurado por hemoperfusión
(valorar para casos
excepcionales)
Pueden llegar a deprimir la actividad muscular, esquelética y
miocárdica.
Reducen la motilidad intestinal. A nivel cutáneo produce lesiones
bullosas sobre
puntos de presión, debidas a necrosis epidérmica y en glándulas
sudoríparas. Se
puede desencadenar una insuficiencia renal aguda secundaria a las
alteraciones
hemodinámicas producidas e incluso secundarias a una rabdomiolisis
ANTIPSICOTICOS:
Etiología:
Neurolépticos sensu
stricto:
a) Fenotiazinas: clorpromazina, levomepromazina,
flufenazina, tioridazina,
trifluoperazina, perfenazina, periciazina, pipotiazina.
b) Butirofenonas: haloperidol, pimozida.
c) Otros: clozapina, olanzapina, clotiapina,
risperidona, sertindol, ziprasidona,
tiaprida, sulpirida, zuclopentixol, quetiapina,
amisulprida, aripiprazol.
d) Preparados depot: decanoato de flufenazina y
zuclopentixol, palmitato de
pipotiazina.
Antieméticos o
estimulantes de la motilidad intestinal: cisaprida, cleboprida,
domperidona y metoclopramida
Tratamiento:
Lavado gástrico, carbón activado (hasta 6 horas
después).
Hipotensión: aporte de líquidos i.v. , si no responde
noradrenalina o fenilefrina
(evitando dopamina)
Arritmias: lidocaína, digoxina, betabloqueantes. Están
contraindicadas: quinidina,
procainamida y disopiramida
Agitación y convulsiones: diazepam i.v.
Cuadros extrapiramidales: biperideno im o i.v. (5 mg
i.v. en 30 minutos, repetible)
Síndrome neuroléptico maligno: dantroleno i.v. 1-2,5
mg/kg, luego oral de 1-2,5
mg/kg cada 6 horas o bromocriptina oral en casos leves
Desde el punto de vista toxicológico, los neurolépticos ejercen sus
principales
acciones sobre el SNC y el aparato cardiovascular. En sobredosis
pueden causar:
a) depresión del SNC (letargia, disartria, ataxia, muy raramente
coma), delirio,
agitación y raramente depresión respiratoria o convulsiones; b)
cuadros de
hipotensión ortostática (por bloqueo alfa adrenérgico) y taquicardia
compensadora
, ocasionalmente trastornos de la conducción y arritmias: inversion T,
prolongación
QT (primero en aparecer), taquicardia y arritmia ventricular, torsades
de pointes,
etc.; c) efectos anticolinérgicos como midriasis, íleo, retención
urinaria, sequedad de
piel y boca y d) miosis y rabdomiolisis ocasionalmente.
TRICICLICOS
Etiología:
Amitriptilina, clomipramina, dosulepina, doxepina,
imipramina, nortriptilina,
trimipramina
Tratamiento:
Monitorización constantes y ECG del paciente durante 24
horas
Lavado gástrico (hasta 6 después), 50 g de carbón
activado (dosis única) y
valorar dosis repetidas
Bicarbonato sódico i.v. 1M en bolo (1-2 mEq/kg).
Criterios de administración:
complejo QRS >0,11 seg, arritmias ventriculares o
hipotensión grave
Tratamiento sintomático: a) Líquidos en hipotensión
(evitando dopamina); b)
Diazepam o fenobarbital en agitación o convulsiones,
dosis de carga y perfusión
continua (no se aconseja fenitoína incrementa
cardiotoxicidad); c) Arritmias:
bicarbonato i.v. o el empleo prudente de lidocaína o
bretilio. Contraindicados:
quinidina, procainamida, disopiramida, digitálicos,
propanolol y verapamilo
Fisostigmina (1-2 mg i.v) si clínica anticolinérgica
Parada cardiorrespiratoria: técnicas de RCP se
prolongará hasta 90 minutos
Flumazenilo está contraindicado en intoxicaciones mixtas
con benzodiacepinas,
podría desencadenar agitación, convulsiones o arritmias
El bicarbonato sódico, por un mecanismo no aclarado, mejora parte de
las
manifestaciones de la intoxicación por antidepresivos tricíclicos
(arritmias,
hipotensión).
El tratamiento sintomático será muy importante consistiendo en: a)
Líquidos en la
hipotensión (evitándose la dopamina); b) Diazepam o clonazepam o
fenobarbital en
las convulsiones, dosis de carga y luego perfusión continua para
evitar reaparición
(no se aconseja fenitoína pues incrementa la cardiotoxicidad); c) La
conducta ante
las arritmias es la administración de bicarbonato (antes señalada), la
observación y
el empleo prudente de antiarritmicos tipo lidocaína o bretilio. Está
contraindicado el
uso de quinidina, procainamida, disopiramida, digitalices, propanolol
y verapamilo.
Si hay agitación intensa o mucha clínica anticolinérgica se podrá
usar, además de
benzodiacepinas, fisostigmina (1-2 mg/i.v repetibles si se precisa).
No se aconsejan
los neurolépticos pues podrían empeorar las arritmias por su efecto
anticolinérgico.
La administración de flumazenilo está contraindicada en la
intoxicación aguda por
tricíclicos pues podría desencadenar fundamentalmente convulsiones y
agitación o
empeorar las arritmias.
ISRS
Tratamiento:
Lavado gástrico, 50 g de carbón activado (dosis única)
Tratamiento sintomático y de soporte: líquidos en
hipotensión y diazepam en
Convulsiones
SINDROME SEROTONINERGICO
Alteraciones neuromuscular: mioclonias, escalofrios, hiperreflexia y
rigidez muscular,
en algunos casos exclusiva de extremidades inferiores. Ocasionalmente
aparecen
opistótonos y trismus. La situación puede evolucionar hacia el temblor
generalizado
y las convulsiones tónico-clónicas.
Alteraciones cognitivas y de conducta: confusión, agitación, ansiedad,
hipomanía y,
en ocasiones, alucinaciones. La situación del nivel de conciencia
puede evolucionar
al coma.
Alteraciones del sistema nervioso autónomo: sudoración, hipertermia,
hipertensión
o hipotensión arterial (signo de mal pronóstico), taquicardia sinusal
o taquicardia
ventricular en casos graves, taquipnea y midriasis. Los fenómenos
digestivos como
diarrea, hipersalivación y dolor abdominal son menos frecuentes.
Cuando el síndrome tiene su origen en el uso terapéutico hay que
suspender la
medicación implicada, lo que puede ser suficiente para su resolución.
Si el origen
es una intoxicación medicamentosa pueden adoptarse inicialmente las
medidas
estándar encaminadas a la evacuación gástrica en dependencia de la
situación
clínica del paciente y del intervalo transcurrido.
Las medidas sintomáticas son la base fundamental del tratamiento e
imponen con
frecuencia el ingreso en la UCI. El enfriamiento debe hacerse por
medios físicos
y puede ser necesaria la intubación con ventilación mecánica para
garantizar la
función respiratoria. El fármaco de elección parece ser la
ciproheptadina, por su
efecto antiserotonérgico. Tiene el inconveniente de poder emplearse
sólo por vía oral
(en el enfermo critico se podría dar con sonda nasogastrica). La dosis
recomendada
es de 4-8 mg/4 h hasta un máximo de 32 mg/día. También se ha propuesto
la
clorpromazina o la olanzapina por ser neurolépticos con acción
antiserotonínica. En
algunos casos los pacientes responden a la nitroglicerina sublingual.
El resto del
tratamiento es sintomático, pudiendo incluir el diacepam para combatir
la rigidez
muscular, la hipertermia relacionada y como anticonvulsivantes
Tras la aparición de este síndrome debe dejarse al paciente sin
tratamiento con los
agentes implicados durante un periodo de, al menos, 6 semanas.
LITIO
Intoxicación subaguda o crónica. La elevación de los niveles de litio
por encima de
1,5 mEq/l se considera tóxica y puede ser consecuencia de: cualquier
situación que
disminuya la filtración glomerular de Na o aumente su reabsorción
tubular, dietas
hiposódicas, deshidratación, diarrea, insuficiencia cardiaca,
insuficiencia renal,
diureticos tiazidicos (clortalidona, hidroclorotiazida, indapamina,
xipamida), IECA,
diabetes insípida por litio, síndrome febril de origen infeccioso,
antiinflamatorios no
esteroideos, ingesta adicional de 50 mg/Kg de litio, etc. Por otro
lado los neurolépticos,
antidepresivos, ISRS (fluxoetina, etc), antiepilepticos pueden
incrementar la toxicidad
nerviosa del litio.
Intoxicación aguda “pura”. La dosis tóxica en un sujeto que no esta en
tratamiento
con este psicofármaco es de unos 50-100 mg/Kg (14-20 comprimidos en un
adulto).
Como consecuencia de la intoxicación, se produce la muerte en el 9-25 %
de los
casos y deja secuelas neurológicas permanentes en el 10-20 % de los
pacientes que
la superan.
Intoxicación subaguda o crónica. La clínica se
correlaciona mas o menos con los
niveles.
1 Niveles 1,2 - 1,6 mEq/L: marcha inestable, incoordinación motora,
ligera rigidez,
temblor en manos, incremento tono muscular, contracciones
musculatura facial,
pesadez piernas, disminución atención, cansancio, diarrea,
anorexia, nauseas,
vomitos, poliuria, polidipsia, leucocitosis, fiebre
esporadica, etc.
2 Niveles 1,6 – 2,5 mEq/L: ataxia, temblor manifiesto, signos
extrapiramidales,
convulsiones, fasciculaciones musculares, incoordinación
movimientos, disartria,
hipopertonia, alteraciones visuales, confusión, delirio,
etc.
3 Niveles >2,5 mEq/L: estupor, cansancio, coma, depresión ST /
inversión onda T/
ensanchamiento QRS / prolongación QT en ECG, hipotensión,
arritmias, muerte.
La recuperación de las lesiones neurológicas es lenta,
aunque tengan ya litemias
normales, pudiendo en ocasiones quedar lesiones
permanentes (temblor, disartria,
rigidez, ataxia, desorientación, problemas de memoria,
extrapiramidalismos, etc.)
Intoxicación aguda “pura”. Existe una menor correlación
con los niveles (aunque
estarán altos) y la clínica, además estos pueden tardar en
elevarse horas. El paciente
puede presentar nauseas, vómitos, diarrea, letárgica,
debilidad muscular, dificultad
para hablar, ataxia, temblor, mioclonias, rigidez,
extrapiramidalismo, agitación,
convulsiones, coma, trastornos función renal, alteraciones
ECG, leucocitosis, etc.
Tratamiento:
Valorar, incluso asintomáticos, pacientes han tomado
>40 mg/kg y/o litemia >1,6
mEq/l (trat. crónico).
En “crónicos” se detendrá la administración de Li y
tiazidas
Lavado gástrico o lavado intestinal total en “aguda” (el
carbón activado no es útil)
Reposición hidroelectrolítica generosa
Hemodiálisis (4 h. duración) repetible según nuevas
litemias:
−− En trat. crónico o intox.
agudas “puras” con Li>3,5 mEq/l, aunque no tengan
sintomatología florida.
−− Síntomas clínicos “claramente”
manifiestos (SNC o cardiovasculares), con
Li>2,0 mEq/l.
Tratamiento de soporte y medidas habituales para
convulsiones, arritmias,
hipotensión, insuficiencia renal
COMA DE
ORIGEN DESCONOCIDO
3.1. GLUCOSA
La glucosa se usa para tratar el coma hipoglucémico debido
a fármacos
hipoglucemiantes o para tratar hipoglucemias debidas al
propio coma en su evolución.
En general hoy en día se administra tras la realización
una glucemia capilar,
prácticamente disponible en cualquier equipo sanitario,
aunque puede usarse en
caso de sospecha o como parte del diagnóstico diferencial.
La vía de administración
es la endovenosa, a dosis de 0.5-1 gr/kg en adultos y
0.3-0.5 mg/kg en niños. Las
presentaciones existentes en España son:
Glucosmon R-50 ® amp de 10 g en 20 ml. (0,5 g/ml = 500
mg/ml).
Glucosmon R-33 ® amp de 3,3 g en 10 ml ( 0,33g/ml = 330
mg/ml).
3.2. TIAMINA (VITAMINA
B1)
Este fármaco previene la Encefalopatía Wernicke, la cual
ocurre en casos de
malnutrición, en enfermos alcohólicos crónicos o en caso
de déficits vitamínicos.
Se administra a razón de 100 mg im o ev, no siendo
necesaria su administración en
niños, y cuando sea necesaria, debe utlizarse previamente
a la administraciónd de
glucosa. Se comercializa en España en ampollas 100 mg/ml
(Benerva®).
3.3. NALOXONA
La naloxona es un antagonista competitivo de los
receptores opioides, en el que en
caso de usarlo en un síndrome sedativo hay que tener en
cuenta que posee una
menor vida media (20-45 minutos) que la mayoría de
opiáceos. La dosis y esquema
de uso es:
0,2 - 0,4 mg / iv / en 15´´ y esperar 1 min.
0,4 mg / iv / en 15´´ y esperar.
0,4 mg / iv / en 15´´ y esperar.
Repetir hasta 10 veces en total.
Niños: 10 μgr/kg, luego 100 μgr/kg.
El objetivo perseguido con su administración es aumentar
el nivel de coma la suficiente
para obtener respuesta verbal. En caso de sobrepasarnos
con su administración
podemos provocar un síndrome de abstinencia opiáceos, que
requiera tratamiento
sintomático, aunque no suelen revestir gravedad. En España
se comercializa en
ampollas de 0,4 mg/2 ml (Naloxone Abelló®).
3.4. FLUMAZENILO
Es un antagonista competitivo de los receptores
benzodiacepínicos, con ligeras
propiedades agonistas. Aproximadamente 1.5 mg de
flumazenilo ocupa el 50% de
los receptores GABA. Posee metabolismo hepático y, al
igual que con la naloxona,
puede ocurrir la resedación del paciente tras su
administración entre 20 y 120 minutos,
por su menor vida media. La dosis de respuesta suele ser
de 0.5-1mg, administrada
en bolo a razón de 0.1 mg/min, seguida perfusión continua
(0.25-1mg/hora).
La controversia sobre su uso proviene del entorno
norteamericano y está basada en
que la intoxicación por benzodiacepinas rara vez produce
mortalidad ni morbilidad
significativas, pero su uso fundamentalmente aumenta el
riesgo de convulsiones, el
riesgo de provocar un síndrome de deprivación
benzodiacepínico que puede llevar a
la muerte del paciente, y a un aumento: presión
intracraneal en enfermos con coma
secundario a una lesión intracraneal.
Estaría justificado su uso en el grupo de pacientes en
coma con bajo riesgo para su
administración, esto es los que no presenten alguna de sus
contraindicaciones de
administración (Tabla 14). El problema radica pues en que este grupo de pacientes
es habitualmente muy pequeño. Aunque la experiencia
clínica nos dice que teniendo
presente estas premisas y administrándolo de forma lenta
no suele haber problemas,
algunos estudios y metaanálisis indican que frecuentemente
se pasan por alto las
contraindicaciones y esto puede exponer a los pacientes a
un riesgo sustancial de
complicaciones. No obstante éstas generalmente no son
graves.
SALICILATOS
Intoxicación aguda
Es
característica de esta intoxicación la sucesión de tres fases clínicas:
a)
Fase inicial: Las náuseas y vómitos son las primeras
manifestaciones clínicas relevantes tras la sobredosis de salicilatos;
habitualmente se producen en las dos primeras horas tras la ingesta, debiendo
sospechar una intoxicación grave cuanto más precozmente se presenten estos
síntomas. El paciente también puede presentarse con diaforesis y síntomas
auditivos, como tinnitus (autopercepción auditiva de sonidos agudos
continuos) asociada, o no, a la disminución o pérdida de audición, así como la
alteración en la percepción de los sonidos.
La
estimulación del centro respiratorio medular provoca un aumento de la
frecuencia y amplitud de la respiración, que se traducirá en la alcalosis
respiratoria del equilibrio ácido-base, típica de esta fase inicial de la
intoxicación. La alcalemia y la alcaluria de la fase inicial, juegan un papel
“protector”, impidiendo que el salicilato esté en su forma no ionizada
(liposoluble y altamente permeable), dando tiempo al clínico para intentar
evitar que pase a la siguiente fase. Debemos recordar que el paciente puede
haber ingerido otros fármacos o drogas que inhiban la estimulación inicial del
centro respiratorio, como, por ejemplo, benzodiacepinas, alcohol o
antidepresivos. La presencia de acidosis respiratoria en esta fase inicial será
indicativa de toxicidad muy grave.
b)
Fase de estado: Lo más habitual en
esta fase es encontrar un trastorno mixto ácido-base (alcalosis respiratoria y
acidosis metabólica inicial), persistiendo la alcalemia compensadora, pero
iniciándose la aciduria, con lo que disminuye la capacidad de excreción renal
del tóxico.
c)
Fase tardía: A medida que el salicilato interfiere
con los principales sistemas metabólicos, se van acumulando ácidos orgánicos e
inorgánicos con la consecuente disminución del pH, y la generación de una
acidosis metabólica grave de hiato aniónico aumentado. Dada la relación de la
forma tóxica del salicilato (forma no ionizada/liposoluble) con el pH (a pH
ácido, más forma no ionizada y más penetración tisular), podemos comprender
cómo esta caída del pH genera una espiral de deterioro multiorgánico.
El
sistema nervioso central será el principal afectado, dada la alta dependencia
de glucosa neuronal, encontrando al paciente con una confusión inicial, que
puede evolucionar a agitación, letargia, convulsiones y coma, siendo la
formación de un edema cerebral la consecuencia más grave y pre-terminal de la
intoxicación.
El paciente puede presentar también alteraciones respiratorias en forma
de distrés respiratorio del adulto, rabdomiolisis, hipertermia, así como
hipoglucemia y rigidez muscular generalizada en su fase más avanzada.
La piedra angular del tratamiento de esta intoxicación será
evitar que el salicilato pase a su forma no ionizada (liposoluble) evitando la
acidosis y protegiendo el sistema nervioso central.
En cuanto a la dosis tóxica, ya vimos que ingestas
superiores a 150 mg/Kg se habrían de considerar como potencialmente tóxicas.
a) Disminución de la absorción
La administración precoz de carbón activado es un método
eficaz para impedir la absorción de los salicilatos, pudiendo administrarse
pasadas las primeras horas tras la ingesta en las formulaciones de toxicidad
retardada y en ingestas masivas con riesgo de formación de bezoar, planteando
en estos casos la administración de dosis repetidas de carbón activado.
La hiperémesis inicial de la intoxicación puede dificultad
la descontaminación digestiva, tratando siempre de administrar un antiemético
de acción central como el ondansetrón endovenoso para el control de
estos síntomas. En las intoxicaciones graves con nivel de conciencia inicial
bajo y si nos planteamos la realización de un lavado gástrico, deberemos
proteger la vía aérea, teniendo en cuenta que la intubación puede causar efectos
desastrosos al eliminar la taquipnea compensadora, con el peligro de la caída
del pH, y el desarrollo de edema cerebral.
b) Reposición hidroelectrolítica
Debemos combatir la hipovolemia resultado de los vómitos, la
hipertermia y la alcalosis respiratoria, con una sueroterapia enérgica, para
realizar una buena protección renal. En pacientes con comorbilidad cardíaca,
hepática o renal, se deberá implantar un catéter venoso central a fin de
controlar estrechamente la PVC.
c) Alcalinización sérica y urinaria
Será nuestro objetivo principal, tratando de evitar que el
salicilato esté en su forma no ionizada/liposoluble y por tanto pueda
introducirse en las células. Se deberá iniciar de manera precoz en todo
paciente sintomático antes de conocer los niveles séricos de salicilato y
guiarnos posteriormente según estos niveles y los resultados del pH urinario y
del equilibrio ácido-base venoso.
De manera orientativa, se iniciará la alcalinización con la
administración en bolus endovenoso de 1-2 mEq/Kg de bicarbonato sódico, seguido
de la perfusión de 66 mEq de bicarbonato disueltos en 500 ml de suero glucosado
al 5%, a pasar entre 6 y 8 h, o la administración de bicarbonato 1/6 M 500 ml
cada 8-12h. Los objetivos serán el mantenimiento de pH urinario entre 7,5 y 8,
debiendo corregir la hipokaliemia secundaria.
d) Administración de glucosa
Ya hemos visto que la hipoglucorraquia (aún con
normoglucemia) puede contribuir al desarrollo de la clínica neurológica y la
formación del edema cerebral, por lo que en pacientes con intoxicaciones graves
y/o clínica neurológica, se deberá administrar glucosa, inicialmente en bolus
de 0,5-1 g/Kg endovenoso, seguido de perfusión continua de al menos 200 g de
glucosa diaria.
e) Técnicas de depuración extrarrenal
Ya estudiamos que, en situación de sobredosis grave, el
comportamiento farmacocinético de los salicilatos variaba (disminución de unión
a proteínas, aumento del volumen de distribución), lo que les hace susceptibles
a la eliminación extrarrenal. Así, sólo en situaciones de gravedad (signos
clínicos de afectación multiorgánica), cuando no es posible eliminarlo (fracaso
renal agudo), o en grandes concentraciones séricas de salicilatos, estaría
indicada la hemodiálisis como técnica de elección, usando la depuración continua
(hemodiafiltración) si la situación hemodinámica no permitiera su uso.
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